Brigolio tersa solía pasear desnudo por los jardines de su mansión en Aldo Bonzi. La meditación sin presiones indumentarias ni espirituales era uno de los placeres vitales de nuestro guía, gurú y luz de esperanza.
Muchos de sus sabios planteos supieron gestarse a la clara luz de la Luna, con una cerveza espumante en su diestra y el cuerpo cubierto de esencias florales, que sus ocasionales compañías femeninas vertían sobre él en generosa actitud.
Y fue precisamente durante la práctica de estas sesiones que comenzó a denotarse el poder, casi diríamos, prodigioso de los milagros de Brigolio Tersa.
La levitación sobre las casas de fin de semana de la zona norte del Gran Buenos Aires, la aparición de la nada de sustancias tóxicas y pastillas de colores, cheques sin fondo por doquier (entre otras maravillas) terminarían por confirmar los tremendos poderes de nuestro maestro.
Un caso digno de destacar es el acontecido el 24 de Julio de 1983. Luego de una intensa sesión de "El Juego de la Vida", aproximadamente  a las 15:30 hs. el cielo de Gerly comenzó a cubrirse de densas nubes y fue entonces que, tras escucharse desde los cielos la frase de Victor Sueyro: "Esto recién empieza"se abatió sobre la ciudad una intensa precipitación de estiercol fresco que fue calculada, poco más tarde , en una tonelada y media.
Desde los grandes ventanales del "Centro Energético ENES", que por entonces no había sido clausurado ni convertido en productora, los discípulos de Brigolio Tersa contemplaban el paisaje urbano resbaladizo.
Al cabo de la jornada, en presencia de su grupo todavía perplejo, Brigolio Tersa confirmó:
- El fenómeno escatológico que presenciaron esta tardefue obra de mi voluntad. El hombre de nuestro tiempo se halla tan imbuido en el plano terreno-material que olvida las satisfacciones que puedan derivar del espíritu, el hecho de aferrarse a la creencia de un Dios o, simplemente, seguir los designios de la sabia Madre Naturaleza. Ustedes, que se empeñan en nutrir sus corazones de sensibilidad y todavía no lo logran, no deben olvidar lo que han visto esta tarde...
Finalizado el alegato, Brigolio Tersa extendió los brazos y la tormenta de estiercol fresco se reanudó en el ínfimo espacio de la habitación del Centro Energético.
Con el tiempo, varios de los que estuvimos allí comprendimos el mensaje.